Así que, parece que volverán las visitas frecuentes al Aventurero, las cañitas en el Revuelta, las comidas en el Mollete o (si hace bueno) en la terraza del Moderno, las tardes en el Nuncio alrededor de unos gin tonics, la duda a las nueve de la noche entre a dormir o al Alegría a por unos callos...
De momento, el finde que viene estoy allí.
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