De entre todas ellas, la mayoría magníficas, hay unas cuantas que me emocionan, me sobrecogen, me ponen los pelillos de punta, me llevan a cuando tenía quince, dieciséis, y todo parecía, sabía y olía a nuevo.
Y me quedo con ésta. El hijoputa de Kingpin se ha empleado a fondo durante meses, hasta conseguir convertir la vida de Matt Murdock en un montón de escombros. No le ha dejado nada. Ni su pareja, ni sus amigos, ni su trabajo, ni su casa. Le ha convertido en un paria, le ha diseñado un calvario personal como un traje a medida. Pero no ha contado con una cosa. Que un hombre sin esperanza, es un hombre sin miedo.
Grandes Miller y Mazzuchelli
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