domingo, 16 de junio de 2013
Elysium y Snowpiercer llegarán a los cines este veranito.
En la primera, los supervivientes de una Tierra del futuro cercano viven en un enorme tren en marcha perpetua, dentro del cual siguen funcionando las desigualdades sociales actuales; el orden establecido se ve sacudido cuando los del vagón de cola se lanzan a la conquista de los que viajan en "preferente"...
En la segunda, con mejor pinta pero argumento similar, es el año 2154; el personaje interpretado por Matt Damon está harto de que los privilegiados vivan como príncipes en una estación espacial, mientras que el resto de la humanidad anda recluida en la Tierra, viviendo en la miseria...
Lo cachondo de estas dos metáforas de los tiempos que corren es que, si vamos al cine a verlas, andaremos engordando las cuentas corrientes de los que viajarían en el vagón de cabeza o retozarían en el satélite "upper class". Divertido, si no fuera tan perverso...
Pero ojito, que nunca se puede saber de qué lado va a caer la moneda. Puede que la cosa quede en un ejercicio de catarsis palomitera. O puede que nos estén dando ideas para hacer lo propio en los tiempos que nos ha tocado vivir... Igual el blockbuster sirve de inspiración para alguien que ande pensando en dinamitar el congreso con todos sus ocupantes dentro. O igual intentan eliminar este último posible efecto indeseado metiéndonos antes el anuncio de aquarius, el de los políticos. Aunque con las personas nunca se sabe, somos tan imprevisibles... A mí me lo hicieron la otra noche, y se me puso una mala hostia...
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