Pero iba conmigo un buen amigo, que me decía que, por aquello del equilibrio cósmico, de alguna manera hay que temer a que las cosas te salgan bien, porque eso significa que hay algún truño de proporciones colosales a punto de caerte sobre la cabeza. Y yo le decía que no, que tal y pascual, que no hay que ser agorero...
Y hete aquí que llego, todo felicidad y chispeante alegría, a Albacete, y son las nueve y pico de la noche y voy a coger mi coche para llegar a Hellín y descansar, que vengo muerto y mañana curro. Y resulta que el coche se me ha jodido, y no me arranca, se ha muerto, y eso que me he gastao trescientas mil pesetas hace diez días en arreglarlo, y no sé cómo llegar hasta Hellín. Y digo, bueno, voy a llamar a mi hermano que es experto en solucionar estas cuestiones, pero mira que resulta que el móvil me lleva avisando desde la mañana que estoy casi sin batería. Y claro, estoy tirado en las afueras de Albacete, y como es tan tarde no veo ni un bar abierto. Es que pienso que si doy con uno a lo mejor me dejan poner a cargar el móvil. Eso, antes de darme cuenta que el cargador está en la maleta, y la maleta en el maletero del puto coche, que sólo se me ha abierto una vez, lo justo para que pudiera meter la maleta y ya bloquearse definitivamente. Y yo me acuerdo de mi amigo, y del equilibrio de la existencia, y del truño cósmico, y también un poco de la puta madre que parió a los Alfa Romeo, y de los señores del taller y también de sus respetables mamás.
Así que mirad arriba, queridos, mirad. Que la caca cósmica nos acecha a todos...
1 comentario:
oh, dios mío! cómo hiciste?
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