domingo, 20 de septiembre de 2009

"Era el comienzo del fin para Colmillo Blanco,

el fin de la vieja vida y del reino del odio.Una nueva e incomprensible vida más justa estaba amaneciendo. Por parte de Weedon Scott exigió mucha reflexión y una paciencia infinita. Y por la de Colmillo Blanco, nada menos que una revolución. Tuvo que olvidar lo deseos e impulsos del instinto y la razón, desafiar a la experiencia y mentir a la misma vida. (...)
En pocas palabras, considerando todos los aspectos, tenía que conseguir una orientación más vasta que la que había alcanzado en el tiempo en que, voluntariamente, abandonó las Tierras Vírgenes y aceptó a Castor Gris como su señor."

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