lunes, 27 de junio de 2011

"Cuando era niño tenía un amigo imaginario llamado Foxy.

Vivía en un enorme reino subterráneo. Una utopía gobernada por zorros pacíficos e inteligentes.
Yo le hacía señales.
Mis padres me compraron una luz para poder hacerle señales.
No una linterna. Aquí las llamamos luces.
En la cima de Angus Oval, apuntaba mi luz hacia las colinas. Foxy siempre me devolvía la señal.
Eso fue hace más de 20 años.
Y aquí estoy de nuevo. No me preguntéis por qué. Aquí estoy, subiendo una colina contra el viento amargo.
He venido a enviar una señal a la oscuridad. Al final, parecía la única cosa que valía la pena hacer.
¿Estás ahí?
¿Puedes verme?
Foxy, he vuelto. No me he olvidado.
He vuelto."
Grant Morrison escribió 26 números de Animal Man a finales de los ochenta.
675 páginas de superhéroes, ecologismo radical, existencialismo, absurdo y tragedia. 40 euritos de nada en vuestra librería más cercana. Me lo agradeceréis...

jueves, 23 de junio de 2011

Venga, y de propina...

Peliculaza que me fumé el lunes (había alargado mi finde en Madrid) para recomponerme física y psíquicamente de tanta intensidad del día previo.
Se llama "El Árbol", y es una historia bonita y muy lúcida acerca de la pérdida de los seres queridos, el duelo que le sigue, y cómo hacer para poder seguir adelante.
Oye, y la Charlotte Gainsbourg es una peazo artista...

Pero no fue lo único emocionante de la jornada.

Después, en el día de la música, conciertazo de John Grant, juerga con Janelle Monae y el momento epifánico fue durante el concierto de Destroyer. Una cerveza, el sol en la cara, canciones que te ensanchaban el corazón, y el recuerdo de un Benicassim hace 13 años. Tocaban Yo La Tengo, y el sol estaba justamente en el mismo sitio...

"No pensemos que será fácil.

No creáis que no pasará."
Era el texto de una de las miles de pancartas improvisadas que recorrieron Madrid el pasado domingo.
Y allí estuve; lo pasé fatal cuando los días previos al 22 de Mayo me perdí la que se formó en la Puerta del Sol, con la certeza de que estaba faltando a algo grande, histórico, de esas cosas de las que puedes ser testigo tres, cuatro veces a lo sumo en tu vida.
Y los amigos me decían: "no te preocupes, que ésto va a seguir, verás como tienes la oportunidad de quitarte la espinita",
Y qué razón tenían; y vaya si me la quité; dos horas desfilando junto a otras treintaytantas mil personas por la ciudad que me ha amamantado desde que tenía 18 años y que me ha convertido en lo que soy (mejor o peor). Fue emocionante. Me sentí afortunado. Estuve feliz.
La foto, cortesía de Iván, mi compañero de reivindicaciones.