
...marinos que ni siquiera sabían lo que era un navío, administradores que ignoraban las leyes de la administración y sacerdotes cínicos, mundanos del peor de los mundos, con ojos sensuales, lenguas sueltas, y vidas más sueltas aún: todos ellos incapaces de cumplir con sus cargos, mintiendo descaradamente al ostentar los títulos que no merecían, pero pertenecientes de cerca o de lejos a la casa de Su Excelencia, y provistos por este motivo de todos los empleos o dignidades de los que se podía sacar algún provecho."
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