sábado, 4 de diciembre de 2010

Ayer a las cinco de la tarde...

... mi flamante novio conseguía de chiripa y por insistente dos entradas para ver al señor de aquí al lado.
Superados mis rigideces y cuadriculaturas, conseguimos disfrutar de un pedazo de concierto en el que sonaron hitazos de prácticamente todos los discos de Divine Comedy. Se me saltaron las lagrimillas varias veces (ya sabéis lo nenaza que soy...).
Después de una irrepetible velada, ya de vuelta, nos pararon los señores de la benemérita, me hicieron soplar, y ante lo infructuoso de su alevoso intento de pillarme con las manos en la masa (o en la copa), procedieron a efectuar un meticuloso registro sobre mi coche, mi persona y la de mi acompañante, en busca de -cito textual- "armas o drogas".
Según yo, eran claramente un par de homófobos y nos olieron a la legua. Según mi señora madre, nos pararon por rutina y al vernos a los dos con semejantes barbas, no tuvieron más remedio que hacer lo lógico, buscar armas de destrucción masiva. Y digo yo: ¿cómo entonces pasaron por alto mi cipote?.
Por cierto, Neil Hannon no lleva traje jaspeao. Es que la foto es así de mala...

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