lunes, 23 de julio de 2012

"Hay pocos momentos en la existencia de un hombre...

... en que este experimente tan lamentable angustia y encuentre tan escasa conmiseración caritativa como cuando va en persecución de su propio sombrero. Para alcanzar un sombrero se requiere mucha frialdad y un grado especial de discernimiento. Uno no se debe precipitar, pues lo pisará; no debe caer tampoco en el extremo opuesto, pues lo perderá por completo. El mejor modo es mantenerse gentilmente a la altura del objeto de la persecución, ser prudente y cauteloso, acechar bien la oportunidad, pasar poco a poco por delante de él, y entonces dar un ataque rápido, agarrarlo por el ala y encajarlo firmemente en la cabeza; todo este tiempo sonriendo agradablemente, como si uno considerara que es una broma tan buena como cualquier otra". Como si nada, Dickens retrata a través de pequeños gestos y anécdotas los entresijos, miserias y grandezas de la naturaleza humana. A ver quién no se ha sentido alguna vez en situación tan ridícula como la narrada más arriba. La imagen corresponde a la trastienda de la que siempre ha sido una de mis películas favoritas, y que también tiene una escena memorable en la que juega un papel fundamental un sombrero. No-premio al que adivine de qué clasico se trata...

1 comentario:

INESITA / Pilar dijo...

Como diría mi amigo John Doe, "delicioso texto". Y muy instructivo y esclarecedor y apropiado a determinadas circunstancias.
Lamentablemente, en cuanto a la película en cuestión...en este momento no puedo atenderle..cri cri, cri cri...